Oración enviada por xanitutinax hace 4 años
Aquí el alma recogida
a sus anchuras se explaya
sirviéndole de atalaya
la iglesia que amor anida.
Aquí a meditar convida
el monte y el monasterio ,
y aún siendo pobre el criterio
se eleva a santas regiones,
que confunden las pasiones
con el peso del místerío.
Aquí, lejos del murmullo
de los placeres mundanos,
húndense los soberanos
palacios que alzó e! orgullo;
y al dulce y tranquilo arrullo
de! ave que revoltea,
surge cual chispa la idea
henchida de fe y de amores,
como brotan las mil flores
que el viento mece y orea.
Como si tuviera el Cielo
envidia de esta grandeza,
cubre a veces su belleza
con un trasparente velo;
que se arrastra por el suelo
como alfombra reluciente
la nube, y el sol de Oriente
en matizarla se goza,
y el mismo Dios se alboroza
al ver cuadro tan riente.
¡Oh Montserrat! Yo no atino
a celebrar tu hermosura,
te siente el alma, y augura
que eres palacio divino;
que inmortal es tu destino,
que es tu gloria singular,
que eres el eterno altar
que ha alzado el mundo creyente,
pero ¡oh Madre! esto se siente
más no se puede cantar.
Si destrozada mi lira
cual te mereces no canta,
si tu gloria no agiganta
mi verso, si no me inspira
cuanto mi cerebro admira,
si cubierta por la bruma
yace la idea, si en suma
hoy tu poder no celebro,
es que a mi pobre cerebro
tanta grandeza le abruma.
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