Dios omnipotente, que derribas del trono a los poderosos y enalteces a los humildes, concédenos imitar la humildad de San Diego de Alcalá; aquel que siendo lego se hizo sabio, aquel que en su infinita misericordia hacia los más pobres y para no ser descubierto en el ejercicio de su caridad le fue concedido el milagro de trocar los panes que llevaba en su túnica en rosas y otras flores, te pedimos por su intercesión que mires con bondad las necesidades guardadas en nuestros corazones y que con fe y quizás entre lágrimas te presentamos. Por San Diego te pedimos también, que un día, como a él, nos hagas partícipes de tu gloria en el cielo. Por Jesucristo, nuestro Señor. Amén.