Oración enviada por xanitu hace 6 años

Dios Eterno. Pero Tú, Eterno,
reinas a perpetuidad y tu memoria
permanece de generación en generación.
Dame, Señor, la fuerza física de un Hércules, para transportar
sin agobio sobre mis espaldas Tu Eterna Verdad, de aquí para
allí, en dulce peregrinaje, por todo el universo. Que mi fuerza
física sea a la imagen de Tu fuerza moral; que puedas
encontrar en mí, Señor, una pieza útil para tu Obra. Quiero ser,
Mebahiah, el constructor, el carpintero, aquel que elabora las
pequeñas cosas que permiten a la Verdad acomodarse, tomar
aposento, sentirse a gusto en la materia; que le permiten
establecerse en las moradas de los hombres.
Mebahiah exhorta:
Yo soy aquél que construye el Reino de Dios en la Tierra, piedra
a piedra, ordenando con mis vibraciones todos los elementos.
Yo aporto a los hombres la permanente verdad, llenando con ella
su carne mortal. Un día toda la materia contendrá su plena
medida espiritual y la Tierra será de nuevo un Paraíso.
Pero para ello es preciso que hombres como tú carguen desde
ahora con su cruz y sacrifiquen en ella todo lo que es materia,
indicando así el camino a los que siguen sus huellas. Yo te ayudaré
en tu empresa: búscame en lo cotidiano, en lo nimio, en el detalle
sin importancia; búscame en lo humilde y postergado, porque allí
es donde resplandece mi rutilante Faz.
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