Oración enviada por xanitu hace 5 años
Dios que ve todo. Señor, sois mi parte de herencia y
mi cáliz. Vos tenéis en vuestras manos mi destino.
Señor que todo lo ves en la sublime memoria de las vidas,
dame la fuerza necesaria para pagar el mal que hice y
transmuta los antiguos odios en puros amores desinteresados.
Vacía de mi alma todo lo torcido y miserable que pueda haber
en ella, para que en mis tinieblas pueda penetrar tu luz. Y
cuando haya apurado hasta la última gota del cáliz de la
amargura, permíteme, Rochel, que rinda testimonio de la divina
sabiduría; permite que sea un ejemplo viviente para los demás
y que me convierta en canal de los grandes designios del espíritu.
Rochel exhorta:
A fuerza de vivir, de ser y estar, lo primigenio resucita en el corazón
de los hombres. El Eterno me ha situado en este punto del espacio
para propiciar esa resurrección. Yo levantaré en ti, peregrino,
fuerzas que siempre han estado ahí, pero que tú ignorabas.
Descubrirás así a ese Hermano Menor que tú creías muerto;
ese Hermano con el que nunca te has entendido y que posee la
facultad de hacer milagros. Yo descubriré en ti, peregrino, un nuevo
ser, que te abrirá las puertas de una nueva dimensión. Te embriagaré
de luz, y esa luz tendrá en ti una tal vitalidad, que nada podrá apagarla;
ni el agua de tus emociones. Yo podré fuego en tus deseos exaltados
y así descubrirás la Ley y el Orden.
Y ya nunca más podrás ser otra cosa que un ejecutor de esa Ley y un
conjurado de ese Orden. La Voluntad Divina se expresará a través de
ti y serás manantial de pureza reencontrada.
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