Oración enviada por xanitu hace 5 años
Motor de todas las cosas.
Cuando digo: ¡Mi pié vacila!,
tu bondad, ¡oh Eterno! Me sirve de apoyo.
Señor, me encuentro maduro como un Sol que necesita derramar
su simiente por el universo y debes ayudarme para que de mi no
se desprendan las virtudes indiscriminadamente, sino que salga
tan solo de mi esfera luminosa aquello que es útil al discurrir de la
Obra del Eterno.
Haz Señor Sealiah, que a través de mí puedan encontrar su plenitud
los que están movidos por un afán de servicio, y que gracias a mi
acción madure la buena simiente. No permitas, ¡oh Sealiah! que mi
temperamento se exprese con exceso,que no sean demasiado
tórridos los veranos, ni demasiado fríos mis inviernos. Permíteme,
Señor, actuar siempre al unísono del latir cósmico, y que todo encuentre
a través de mí su perfecta órbita, su perfecta línea de Universo.
Sealiah exhorta:
Cada estación produce sus frutos, cada jornada encierra su propia
plenitud, cada ciclo añade valores a la perfecta cosecha del ciclo anterior.
Te he escogido a ti, peregrino, para que con tu obra hagas evidente el
trabajo propio de cada etapa, a fin de que todos sepan que el Tiempo
elabora las virtudes, que el Tiempo no es una dimensión muerta. Te he
dado como padre al Señor de las Supremas Experiencias, y como madre
al manantial de la Eterna Vida. Tu misión ha de consistir en combinar
los valores sacados de las experiencias vividas con la fuerza primordial,
constructora de universos. Esto ha de darte, peregrino, la posibilidad de
llevar a las conciencias el frío y el calor; la flor y el fruto; el conocimiento
del Bien y del Mal, llevándolos a ese punto en el que todo se hace evidente.
Dispones de fuerza y de vigor para esa ópera Magna.
En ti confío, peregrino.
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