Oración enviada por xanitutinax hace 6 años
Pues con Dios tanta cabida
tenéis, Padre soberano.
«Dadnos, Francisco, La mano,
para imitar vuestra vida».
Vuestro nacimiento santo
causó con igual porfía
al mundo eterna alegría,
como al infierno dió llanto,
el cielo ansioso por tanto
con un pesebre os convida.
«Dadnos, Francisco… »
Cuando os llegasteis a echar
en la nieve, Santo mío,
no tuvisteis miedo al frío,
que a todos hace temblar:
y pues no disteis lugar
a la pasión atrevida.
«Dadnos, Francisco… »
En una zarza, a mi ver,
de cambrones penetrantes;
oh Francisco! queréis antes
arrojaros, que caer:
y la que espinas fue ayer,
hoy de tenerlas se olvida.
«Dadnos, Francisco… »
En apariencias de dama
os tentó el demonio, y luego
para apagar aquel fuego,
de otro fuego hicisteis cama:
vuestra fervorosa llama
fue del infierno temida:
«Dadnos, Francisco… »
Herido, mi Padre fiel,
en manos, pies y costado,
de Cristo crucificado
hacéis un vivo papel:
y pues sois á la de aquel
imagen tau parecida.
«Dadnos, Francisco… »
Entre resplandores bella,
dejó el mundo vuestra alma,
a gozar dichosa palma
se fue como clara estrella:
y pues del lugar de aquella
dio Lucifer su caída.
«Dadnos, Francisco… »
En pié quedó, como es cierto,
oh divino Serafín!
vuestro cuerpo, porque al fin
no tuvo en qué caer muerto:
y en la esfera en quo os advierto,
sois de pobres acogida.
«Dadnos, Francisco… »
Y pues sois Potree y gula
de quien busca vuestro amparo.
«Dadnos, Francisco, La mano,
para imitar vuestra vida».
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