Oración enviada por xanitutinax hace 5 años
Sed nuestro amparo amoroso
glorioso San Juan de Ortega,
para que de esta manera
logremos un fin dichoso.
Nacido en Quintana Ortuño
el año de mil ochenta,
tu padre Vela Velázquez,
y su mujer doña Eufemia, f
uiste de tal matrimonio
la más estimada prenda.
«Sed nuestro amparo amoroso,
glorioso San Juan de Ortega».
De tierna edad a la escuela
tus padres ir te mandaron
y muy pronto disfrutaron
de tu aplicación la prueba,
pues tus adelantos fueron
tan grandes como tus prendas.
«Sed nuestro... etc....»
Por divina inspiración a Santo
Domingo encuentras,
y haciéndote su discípulo
muy pronto, como lo intentas,
al sacerdocio aspirando
tus deseos se completan.
«Sed nuestro... etc....»
Al finalizar el siglo undécimo
por más señas,
don Pedro Názar, obispo
que de Nájera lo era,
por inspiración divina
de sacerdote te ordena.
«Sed nuestro... etc....»
A Jerusalén marchaste cuando
en España hubo guerra,
a visitar los lugares
donde Cristo padeciera,
y cargado de reliquias v
uelves por fin a tu tierra.
«Sed nuestro... etc....»
Y al regresar a tu patria
por el proceloso mar,
una borrasca furiosa
vino tu calma a turbar
y una iglesia en aquel trance
prometiste edificar.
«Sed nuestro... etc....»
Calmada ya la tormenta
y fuera ya del peligro,
regresas a tus hogares
firmemente decidido
a cumplir exactamente
lo que habías prometido.
«Sed nuestro... etc....»
Trasladado a Montes de Oca
desde tu pueblo querido,
y limpiando de malezas
lo más montuoso del sitio,
a San Nicolás de Bari
dedicas el edificio.
«Sed nuestro... etc....»
Los peregrinos entonces libres
de tantos peligros,
la hospitalidad encuentran
donde nunca la han tenido,
y alegres van a Santiago
de San Juan agradecidos.
«Sed nuestro... etc....»
Emperadores y Reyes
te visitan de continuo
y te hacen con profusión
generosos donativos,
con los cuales tú, piadoso,
socorres los desvalidos.
«Sed nuestro... etc....»
Vencido de humildes ruegos,
sordos, ciegos, remediáis,
paralíticos sanáis
y resucitáis los muertos.
No hay por fin en este suelo
mal que al punto no aliviáis.
«Sed nuestro... etc....»
Los cuadros que en tu capilla
se hallan siempre colocados,
demuestran a todo el mundo
mil portentos y milagros
que han sido continuamente
por tu intercesión logrados.
«Sed nuestro... etc....»
Los pueblos circunvecinos
viéndose muy apurados
en tiempos en que las aguas
suelen faltar a los campos,
acuden pronto a pedirte
y logran ser escuchados.
«Sed nuestro... etc....»
En toda aflicción y pena
a tu socorro acudimos,
dadnos, pues, lo que pedimos
devotos en tu novena.
Alcance a todos el velo
de tu amparo sacrosanto.
«Sed nuestro... etc....»
Llegó por fin el momento
de tu tránsito dichoso
el año de mil y ciento
sesenta y tres, dos de Junio,
la gloria eterna alcanzaste
del Dios misericordioso.
Amén.
Sed nuestro amparo amoroso,
glorioso San Juan de Ortega,
para que de esta manera
logremos el fin dichoso.

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