Oración enviada por xanitutinax hace 5 años
Jesús, dulce refugio de mi alma,
permite que me anide yo en tu seno,
mientras las aguas hacia aquí se acercan
y aún brama la tormenta desde lejos.
¡Oh Salvador! ampárame entre tanto
que el turbión de esta vida pasa hirviendo,
y recibe por fin mi alma afligida,
abriéndole tu bien seguro puerto.
No alcanzo otro refugio a mis peligros
y esta alma desvalida a ti la entrego;
¡Oh dulce Salvador! no me abandones,
apóyame y confórtame en mi anhelo.
Toda mi confianza en ti reposa,
solo en ti apoyo en mi flaqueza encuentro;
mi indefensa cabeza ampare y cubra
de tus brillantes alas el reflejo.
Tú, Cristo, eres la fuente de la vida;
beba yo en ella hasta pagar mi incendio;
luego en mi corazón brote abundante
y por siglos sin fin siga corriendo.
(Charles Wesley).
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