Oración enviada por xanitu hace 6 años
Canta, lengua, el misterio del cuerpo glorioso y de la
sangre preciosa que el Rey de las naciones, fruto de
un vientre generoso, derramó como rescate del mundo.
Nos fue dado, nos nació de una Virgen sin mancilla; y
después de pasar su vida en el mundo, una vez esparcida
la semilla de su palabra, terminó el tiempo de su destierro
dando una admirable disposición.
En la noche de la última cena, recostado a la mesa con los
hermanos, después de observar plenamente la ley sobre la
comida legal, se da con sus propias manos como alimento
para los Doce.
El Verbo hecho carne convierte con su palabra el pan verdadero
con su carne, y el vino puro se convierte en la sangre de Cristo.
Y aunque fallan los sentidos, basta la sola fe para confirmar
al corazón recto en esa verdad.
Veneremos, pues, inclinados tan gran Sacramento; y la antigua
figura ceda el puesto al nuevo rito; la fe supla la incapacidad de
los sentidos.
Al Padre y al Hijo sean dadas alabanza y júbilo, salud, honor,
poder y bendición; una gloria igual sea dada al que de uno y
de otro procede.
Amén.
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