Oración enviada por xanitu hace 6 años
Estoy ante las puertas de tu Templo, y aún no puedo alejar de mí los malos pensamientos. Más Tú oh Cristo Dios que justificaste al publicano y Te apiadaste a de la mujer cananea, y abriste las puertas del Paraíso al malhechor. Ábreme los tesoros de tu Amor, acógeme a mí que vengo hacia Ti y te toco, como aceptaste a la ramera y a la mujer enferma del flujo de sangre. Pues una ha tocado tan sólo la orla de tu manto, sanó inmediatamente, y la otra abrazando tus purísimos pies, obtuvo la remisión de sus pecados. En cambio yo, desgraciado me atrevo de ingerir todo Tu cuerpo; que no resulte quemado. Acéptame, como a aquellas, e irradia los sentidos de mi alma, quemando mis culpas pecadores, por las plegarias de Aquella que Te dio a luz, y de los Poderes Celestiales. Porque Tú eres Bendito en los siglos de los siglos.
Amén.
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