Oración enviada por xanitu hace 5 años
Dios Revelador. La bondad del Eterno es para todos
y su misericordia se extiende a todas sus obras.
Señor, quiero desprenderme de mis redes materiales para recorrer
en libertad tus espacios sin fin; quiero rebasar el mundo concreto
y saturarme de eternidad. Quiero que me reveles, ¡oh, Señor Arial!
todos los secretos encerrados en tu profundidad divina, uno a uno,
en perfecto orden, de manera que mi frágil intelecto pueda asimilarlos
y proyectarlos al mundo de los hombres. Ilumina, Señor, mis centros
de percepción, para que pueda ser útil a esa magna empresa de
descubrir a mis hermanos los tesoros que yacen en mí interior.
Arial exhorta:
El Eterno me ha situado en este punto del espacio para que los
sentimientos y la razón unan sus fuerzas para expresar los
misterios del cielo. En mi descubrirás, peregrino, el sabor de las
cosas eternas, y cuando hayas probado mis manjares, ya nunca más
podrás vivir sin ellos. Quiero que infundas a los mortales ese deseo,
esa apetencia de mi cocina, que los embriagues con mis licores, que
hagas de ellos mis adictos, mis Arialómanos. Yo haré de ti una
antorcha encendida en esta parte de los cielos, generalmente oscura,
y tu misión será la de iluminar el camino hacia adelante a los que
vuelven sus miradas nostálgicas hacia atrás. Tu serás esa luz que
alienta en uno de los puntos críticos del sendero; esa luz que ofrece
seguridades de porvenir. Si tú no existieras, peregrino, si tú no
cooperaras con mis poderes, un puente quedaría roto y muchos serían
los que se verían obligados de hacer marcha atrás. Tú eres el enlace
entre mi luz y sus tinieblas. No me defraudes en esa misión esencial.
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