Oración enviada por xanitu hace 6 años
¡Señor, nosotros, los enfermos, nos acercamos a Ti!
Somos los «inútiles» de la humanidad. En todas partes estorbamos.
No podemos echar nuestra parte a la economía maltrecha del hogar difícil.
Gastamos y consumimos dolorosamente los pobres ahorros en medicinas, en inyecciones, en apresuradas visitas de médicos.
Todos sonríen, nosotros lloramos en silencio.
Todos trabajan; nosotros descansamos forzosamente. Quietud más fatigosa que la misma labor. No podemos levantar la silla que ha caído, ni acudir al teléfono que suena; ni abrir la puerta cuando toca el timbre... No nos es permitido soñar; ni amar a una mujer o a un hombre; ni pensar en un hogar; ni acariciar con los dedos de la ilusión las rubias cabezas de nuestros hijos.
Y, sin embargo, sabemos... que tenemos reservada para nosotros una empresa muy grande: ayudar a los hombres a salvarse, unidos a Ti.
Haz, Señor, que comprendamos la sublime fuerza del dolor cristiano. Que conozcamos nuestra vocación y su sentido íntimo.
Recoge, Señor, como un manojo de lirios, en tus manos clavadas, nuestra inutilidad, para que les des una eficacia redentora universal.
La salvación del mundo la has puesto en nuestras almas.
Que no te defraudemos.
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