Oración enviada por xanitutinax hace 5 años
¡Qué carga inmensa, oh Señor,
fue impuesta sobre Ti!
Tú padeciste por amor
el mal que merecí,
cuando en la cruz, Señor Jesús,
moriste en vez de mí.
Cáliz de muerte y maldición
henchido para mí, tomaste Tú con sumisión,
bebiéndolo por mí,
y su amargor volvió tu amor
en bendición por mí.
Su santa vara Dios blandió,
hiriéndote a Ti;
Dios mismo te desamparó,
para ampararme a mí.
Tu sangre, en don de expiación,
vertiste Tú por mí.
De Dios la cólera estalló,
cayendo sobre Ti;
el rostro Dios de Ti apartó,
para aceptarme a mí.
Por tu dolor, Jesús Señor,
no hay ira para mí.
Por mí, Señor, moriste Tú;
por tanto en Ti morí.
Tú vivo estás y vivo yo;
no hay muerte para mí.
Y por tu honor ¡oh Salvador!
hay gloria para mí.
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