Oración enviada por xanitutinax hace 6 años
“Hazme de nieve, Señor,
Para los goces humanos,
De arcilla para tus manos,
De fuego para tu amor”
I (undécima)
El pozo en que yo bebía
Se agostó súbitamente.
Comprende Tú mi agonía.
Dios cuya angustia pedía
El alivio de una fuente.
Dame ese sorbo caliente
Que fluye de tu lanzada.
Prefiero verme abrasada
En el fuego de tus venas
Que exprimir a duras penas
Mi pobre fuente agotada.
II
Arráncame de esta duda.
de este querer sin querer
que despedaza mi ser
en lucha implacable y muda.
Y si mi fuerza me escuda
tal vez logre recobrarme;
salir de mí para darme
a tu reflejo en las cosas
o entrar en las misteriosas
moradas donde has de amarme…
III
¡Esta noche interminable
en que me buscas, Señor,
mientras voy tras otro amor
y su delicia palpable!
Dulce visión codiciable
que entre las sombras se crece.
Tu piedad no desfallece
a pesar de mi desvío.
Por fin venciste, Dios mío.
¡Qué lentamente amanece...!
IV
Si hay que morir a la vida
para nacer a tu amor,
mátame pronto, Señor,
y protégeme en la huida.
Borra ya la desmedida
codicia de mis pasiones.
Dómame Tú los leones
que me desgarran el pecho
y dame para mi lecho
una almohada de oraciones.
V
Porque he dudado, Dios mío.
quiero ser ciega y quererte,
a ciegas, hasta la muerte,
purgando mi desvarío.
Esta luz que tanto ansío
es para frentes más puras.
Guíame, Señor, a oscuras.
El que ha dudado del cielo
no debe rasgar su velo
ni gustar de tus dulzuras.
VI
Mas no creas que te niego
desde mi noche, Señor;
me he rendido ya a tu amor
y no hay quejas en mi ruego.
Si a tu yugo me doblego
dame tu mosto encendido,
pues mis labios, que ya ha ungido,
no podrán nunca saciarse
con vinos que al disiparse
nos devuelven el sentido.
VII
¡Qué soledad a tu lado
y qué dulce compañía
la solitaria porfia
que a tus brazos me ha llevado!
Sola estoy y sin cuidado
que de ti pueda arrancarme,
y si a solas has de darme
el alto don que yo espero,
¡ven pronto, porque me muero
en las ansias de entregarme!
VIII
Ya no hay flor que no me huela
a tu perfume, Señor,
ni alegría ni dolor
donde no encuentre tu estela.
Hasta el pájaro que vuela
por el cielo estremecido
parece buscar su nido
en tu secreta morada,
y mis ojos no ven nada
donde no estés escondido.
IX
Hoy soñé con tu presencia.
Si esto es antes de tenerte,
¿que será, Señor, la muerte
y el don vivo de tu esencia?
Si en la niebla de tu ausencia
tu recuerdo es dicha pura,
¿cómo será la dulzura
de tu realidad palpable
y esa verdad inefable
que amanece en noche oscura?
X
No te he sentido, Señor,
como otras veces solía,
iluminándome el día
con tu palabra de amor.
Sólo encuentro a mi sabor
ese regusto del cielo
que Tú me brindas y anhelo,
bajo tu gracia amparada.
resistir la llamarada
que abrasó mi primer vuelo.
(Ernestina de Champourci
Presencia a oscuras, 1952)
Enviar oración a la nubeEnvia esta oración a la nube para que sea escuchada
No se ha encontrado imágenes con esta oración a Dios.